viernes, 7 de marzo de 2014

DRAMA.



Señales que bajan del cielo, a tocarme el cerebro desde la nuca y decirme que todo va a estar bien, pese al cinismo cotidiano de la rutina infantil de tus llantos amargos y sin sanos...

Si... soy dramática.

Después de alardear con gracia y alevosía mis motivos por los cuales odiarte, afirmaste, 

-estás siendo dramática... -

Acto seguido escuchaba una canción en mi mente tratando de alejar mi espíritu dramático de tu superfluo comentario. 

CAOS Y PAZ.


En estos días he aprendido a tener paciencia a contratiempos ajenos, a pensamientos tardíos y maliciosos con respecto al futuro, he vuelto a perder para empezar a ganar...

Te pasas la vida esperando lo mejor de tu prójimo, según el Evangelio de Cristo, deberíamos amar al mismo, que gran tontería.
Te pasas la vida observando a tus costados y pensando, cómo lograrías que el ser humano prospere, que cometa cada vez menos equivocaciones, que los daños sean cada vez menores, que no te defraude, obviamente, para amarlo mejor.
Acusas al tiempo, a la ausencia de madurez, rezas por Fe para no perder la Fe, en él, en el Ser Humano, en tu prójimo… tu próximo, tu cercano observable.

Esperas, juzgas y te conviertes en un ser pasivo, esperando el error ajeno para echárselo en cara, es más fácil, más liviano, observar desde la orilla, sin mojarse, atento y notar el más mínimo movimiento que emerge de las profundidades acuosas para poder delatar a gritos algo que desconoces, gracias a tu distancia, ahí en la orilla te es imposible entender qué provocó dicha alteración de tu quietud observada.

Ser espectador es claramente más cómodo.

Han sido un par de meses difíciles, desde adentro de mi corazón, he combatido contra cosas que nunca había imaginado y quiero dejar por sentado la moraleja de esta canción, ¿cuál canción?, la que me susurra a diario y contrae mi estómago, la que me lleva de metáfora en metáfora a la orilla de aquel lago esperando un pequeño movimiento para atacar. La que me hizo perder la confianza, en el hombre, en ese hombre que debemos amar, según el evangelio.

Entonces, después de merodear en mis suaves curvas pensantes resumo.

No esperes que el resto se corrija, no estés pendiente del otro, no te esfuerces por cambiar las cosas que no dependen de ti.

Es tan claro cuando lo escribo, es tan claro cuando lo leo, tan normal, tan obvio, pero en nuestra cotidiana forma de vida, deja de existir este simple pre-texto de entender nuestra noción de corrección.

Y me lo digo a mi misma -porque esto va para mí-  para que lo lea y lo entienda, porque cuando lo leo, resulta fácil entenderlo:

Paola,

Deja de enseñar, NADIE TE LO PIDE.

Deja de aprender, NADIE TE ESTÁ EVALUANDO.

El aprendizaje es esencial, pero nace desde adentro, de vos, en cada experiencia y no requiere un esfuerzo espiritual.

Muchas veces vagar por tu mente sin un sentido específico resulta ser más trascendental que ocuparte de asuntos ajenos que no te competen.

Educa a tus hijos para que no se topen con un libro de Auto-ayuda a temprana edad, educa a tus productos viscerales para mantener los límites de tu entorno medianamente en paz, hasta que el caos reine y ellos tengan que emigrar en búsqueda de sus ideales, metas y construyan sus propias vidas, independientes y poéticas.

Cuando el caos domina, respira hondo, has una pausa, organízate dentro del caos y gobierna.

La paz es un estado personal, el caos es una suma de estados de paz que no son compatibles y conforman un caos.

No te entrometas en la paz ajena, vive tu vida.

Todo esto lo escribo para que Paola deje de tratar de salvar al mundo.

Morirás en tu intento sin lograrlo, solo comprende que el caos es necesario para poder vivir en paz y sobre todo, nadie te lo está pidiendo.
 Los súper héroes usan la ropa interior por fuera y según recuerdo no te he visto nunca vestirte así.
Disfruta cada día de tu vida, sin enseñanzas, sin aprendizajes.
Deja de estresarte por el futuro de los demás. 


Vive y deja vivir. 


By P.V.